Las campañas de publicidad sirven, por reglar general, para comunicar el mensaje de una marca, para darla a conocer. Aunque también pueden emplearse para atacar al competidor. La empresa de relaciones pública Burson-Marsteller ha instigado una campaña anti Google en distintos medios. La había contratado Facebook.
Un claro ejemplo de guerra sucia. La gran rivalidad entre estas dos compañías ha llevado a Facebook a instigar una campaña clandestina de descrédito contra Google, según recoge el diario 'The Daily Beast'. La mecánica era sencilla: Burson-Marsteller se ponía en contacto con reputados periodistas para que investigaran supuestas denuncias de violación de su privacidad por parte de la red de contactos de Google Social Circle.
La estrategia se mantuvo en pie hasta un un bloguer se negó a esta invitación y, además, decidió hacer públicos los correos electrónicas que había recibido de Burson-Marsteller. En un primer momento no se conocía el nombre de la empresa que estaba detrás de esta campaña. Se especulaba con Apple o Microsoft, también rivales de Google. 'The Daily Beast' da el nombre de Facebook.
La propia empresa lo ha confirmado a través de un portavoz, que ha defendido su postura argumentando dos razones: en primer lugar porque creen que Google está haciendo algunas cosas en internet que plantea problemas de privacidad y, en segundo lugar, porque Facebook no quiere que Google use datos suyos para potenciar su red social.
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